Como si llevaras aquí toda una vida. Eso es lo que sientes después de un año en el Mara.
Llegas en septiembre a punto de empezar una nueva etapa, aquella que dicen que será la mejor de tu vida; llegas a una nueva ciudad, duermes en una cama extraña y convives con gente que acabas de conocer. Los días pasan y te abruman los nombres, los apellidos, las ciudades, las carreras, las universidades.. Añoras tu hogar sin saber que el Mara también lo será.
Después de varios meses, ese sentimiento del que tanto hablan empieza a calarse en ti. Lo compartes con todos los que te rodean pero solo aquellas que también lo sienten te entienden. Entienden que en meses, personas que acabas de conocer se convierten en rutina, en una parte esencial de tu día a día; entiendes que por muy grande que pueda llegar a ser Madrid, ya formas parte de un pequeño hogar en el que es imposible sentirse perdida.
Y así, de la nada, pasa tu primer año. Miras atrás y no reconoces a esa niña que septiembre le hacía temblar de nervios. Ahora deseas que esos años que tanto te decían que eran los mejores, nunca acaben. A partir de ahora, lo único que quieres, es que cada septiembre puedas volver aquí, al lugar que siempre será tu hogar, que ni el tiempo ni la distancia te separará de él. A partir de ahora, siempre formaras parte del Mara y el Mara formará parte de ti.
Claudia Van der Pool Abá