El pasado viernes celebramos la Cena de Navidad en el Mara.
Pero vayamos por partes… porque antes de llegar a la cena para alimentar nuestros cuerpos, alimentamos nuestros espíritus en misa.
La tarde-noche fue larga. Bastante larga. Y entrañable. De esas que guardaremos en nuestra retina cuando pasen los años. Las más veteranas habrán revivido experiencias, sentimientos y emociones. Y todas éstas, las experiencias, los sentimientos y las emociones de las novatas habrán cristalizado a estas horas en su memoria. No sabemos si habréis visto la película Del revés. Pero para quienes sí la conozcáis, esta noche será una de esas bolitas con un recuerdo inolvidable.
Allí estaba el Padre Jesús (Jesús González Alemany), párroco en la Parroquia de San Bruno. Amable y cercano, como siempre. Lo mismo que su Parroquia. En buenas manos está.
Tras alimentar nuestros espíritus, ya os anticipábamos antes, alimentamos nuestros cuerpos. Ahora sí, en la cena de Navidad. En ella abundó la alegría, la felicidad, canciones y, sobre todo, un ambiente familiar. Éste ambiente es posible gracias a ellas.
El Mara pone los mimbres para que se sientan en su casa, pero el «calor de hogar» lo hacen las colegialas.
Y después de a cena… ¡el postre!
Nos fuimos al salón de actos para encontrar los regalitos de la amiga invisible. Han pasado los días, se han decorado las puertas, ha habido regalitos… Tocaba saber quién era quién y descubrir quién había dibujado cada sonrisa que llevaban todas en sus rostros.