Hoy celebramos el Día del Voluntariado en el Mara.
Lo decíamos al comenzar el curso, «tenemos que impulsar el voluntariado en los Colegios Mayores».
Lo hicimos en nuestro propio salón de actos, en el Mara, acogiendo la presentación del Voluntariado Universitario Conjunto en colegios mayores. Y lo que es más importante todavía: teníamos que evitar que quedara en una mera declaración de intenciones.
Y lo hemos logrado.
Hemos avanzado un trimestre y nuestras voluntarias no han parado. El Colegio Mayor Mara participa dentro del Voluntariado Universitario Conjunto y prolongan esta práctica y esta vocación hasta convertirla en un modo de vida. Un mar de voluntarios.
El pasado martes 27 de noviembre celebramos una reunión de evaluación del voluntariado interna en el Mara. Por motivos de agenda (unas estudiando, otras en clase y algunas ejerciendo ese voluntariado) reunimos más o menos a la mitad de las colegialas inscritas.
En dicha reunión se pusieron experiencias en común. Cada cual comentó y explicó qué estaba haciendo. Qué aportaba mediante su actividad de voluntariado y, algo común en todos los casos: Qué aprendizaje de vida le estaba aportando su iniciativa altruista. Comentamos obstáculos cotidianos para hacer su labor. Desafíos venideros y esperanza, mucha esperanza.
Fuimos entreviendo experiencias personales y vitales que están llenando los corazones de las colegialas.
Antes hablábamos de «aprendizaje» y no íbamos desencaminadas. Las colegialas, en general los colegiales, aportan su tiempo, su corazón, su paciencia y su cariño a quienes demandan esas atenciones. Lo hacen de un modo desinteresado, si no, no sería voluntariado. Todos lo hacen, como punto de partida, para dar, pero es común que todos ellos terminen recibiendo. Reciben amor, agradecimientos, lágrimas de pena y de alegría. Abrazos cariñosos de ancianos y enfermos. Reciben una sonrisa cuando reparten comida… Pero lejos de sentirse satisfechos por todo lo que dan, sus corazones se colman por todo cuanto reciben. Humildad, agradecimiento, amor…
Una voluntaria declaraba sus vivencias como «confidente» del niño de apoyo escolar. Otra que había ideado un método original para enseñar matemáticas al niño de 5º al que ayudaba. Otra nos hablaba de sus relaciones con los mayores en una residencia. Otras se conmovían al compartir su experiencia en el Hospital Clínico. Allí visitan a enfermos ingresados de larga duración. Otras estaban perplejas por la pluralidad de personas que acuden al Comedor Parroquial.
Experiencias conmovedoras. Emocionantes… Experiencias que hacen del voluntariado un modo de vida en el que abres tu corazón para regalar amor y cuando vuelves al Colegio Mayor comprendes que regresas con más amor del que has sabido repartir.